La diáspora
Croacia es uno de los países europeos con la emigración más destacada y de más larga data. Las primeras grandes emigraciones empezaron ya en el siglo XV por las incursiones otomanas desde el sudeste. El resultado de dichas emigraciones son las minorías étnicas croatas de hoy en Austria, Hungría, Eslovaquia e Italia.
Siguiendo las principales rutas de migraciones europeas de ultramar, en la segunda mitad del siglo XIX y especialmente en el cambio del siglo XX, los croatas emigran en masa a las Américas, Australia, Nueva Zelanda y la República de Sudáfrica. Mayormente se trataba de gente joven sin educación, y en los países receptores generalmente hacían los trabajos manuales más duros. La primera generación de los emigrantes regularmente ayudaba a sus familias en la patria. Recién las generaciones nacidas en la emigración subían la escala social.
Dado que la emigración era masiva y organizada, los emigrantes croatas en los países receptores se organizaban en grupos emigrantes firmes relacionado con sus trabajos, lo que hizo posible la formación de asociaciones emigrantes. Las primeras asociaciones de emigrantes croatas se fundaron en San Francisco (1857), Callao (Perú, 1871), Nueva Orleans (1874), Iquique (Chile, 1874), y Buenos Aires (1876). Generalmente eran sociedades mutuas (fraternalistas), culturales y deportivas. Además de ayudar en la solución de los problemas cotidianos, también tenían el papel clave en la preservación de la identidad nacional, y en los momentos bisagra también en ofrecer ayuda material y política a la patria. La más conocida y la más grande organización de emigrantes croatas es la Unión Fraternal Croata de América del Norte. Para la preservación de la identidad nacional tienen una importancia tradicional las parroquias católicas croatas, de las cuales la más antigua era la de San Nicolás de Pittsburgh, fundada en 1894.
La emigración continuó después de la Primera Guerra Mundial, pero con una intensidad más baja, y creció de nuevo después de la Segunda Guerra Mundial, a causa de razones políticas, trátese de la emigración de los croatas miembros de las fuerzas políticas derrotadas o de los que temían el régimen comunista, o de la emigración de los grupos étnicos por el cambio de fronteras (los italianos que optaron por abandonar Istria, Rijeka y Zadar, la emigración forzada de los alemanes de Eslavonia). La emigración políticamente condicionada continuó en las décadas después de la guerra, y en los años 1960 muchos croatas se fueron a trabajar a Australia y Canadá, pero también a los países de Europa Occidental, especialmente a Alemania, Austria, Francia, Suiza y Suecia (los así llamados Gastarbeiter/ trabajadores invitados). Después de la Primavera Croata y la consiguiente represión en 1972, surgió una nueva ola de emigración política. La emigración tampoco paró con la independencia del Estado croata. Emigran generalmente los jóvenes educados, lo que asume las características de la fuga de cerebros. Un grupo específico de emigrantes durante la Guerra Patria es la población serbia refugiada a Serbia y Bosnia y Herzegovina, del cual una parte ha vuelto a Croacia.
De acuerdo a las estimaciones, la diáspora croata en el mundo consiste en más de dos millones y medio de personas, incluyendo en el cómputo los emigrantes directos y sus descendientes que mantuvieron el lazo con Croacia. Dada la población del país de origen, se trata de una cantidad excepcionalmente grande. Más de un millón de croatas y sus descendientes viven en los EE. UU. y Canadá. Alrededor de 400.000 croatas viven en Sudamérica, la mayoría en Argentina y Chile. La diáspora de Australia cuenta con 250.000 miembros, y de Nueva Zelanda alrededor de 100.000. En Europa Occidental la mayoría de los croatas vive en Alemania (más de 400.000), luego en Austria (90.000), Suiza (alrededor de 80.000), Italia (60.000), Francia (40.000) y Suecia (35.000–40.000). En todas las etapas de emigración la mayoría de los emigrantes intentaron preservar los lazos con la patria y una parte menor volvió a Croacia. Con la experiencia laboral, las costumbres y el capital adquirido en el extranjero, los emigrantes croatas tuvieron un papel importante en la vida del país.