Bellas artes

En el área de Croacia de hoy se conservaron notables huellas de los tiempos prehistóricos (los restos humanos de los neandertal de Krapina, los restos de la cultura de Vučedol de 3000 a.d.C.) como también los yacimientos (Vis, Hvar, Osijek, Vinkovci, Sisak) y monumentos de la civilización grecoromana (la Arena y el Arco de los Sergios de Pula, s. I–II, el palacio de Diocleciano de Split, s.IV, el asentamiento Salona de Solin, s. II a VII, la Basílica de Eufrasio de Poreč, s. VI). La creación de la población local, que continuó sobre esas bases, puso el legado constructor y artístico croata a nivel mundial.

El período prerrománico (segunda mitad del s. VIII – finales del s. X) Bajo la influencia de la Antigüedad clásica tardía, el círculo cultural bizantino y de Europa occidental se empezaron a construir pequeñas iglesias prerrománicas de distintos planos; el más común fue el tipo de construcción central con bóvedas o pequeñas cúpulas, luego las pequeñas iglesias de forma longitudinal, y también se construyeron algunas iglesias más grandes (Knin, Biograd na Moru, Solin), que se vinculaban con reyes croatas y otros dignatarios. Como decoración tallada de muebles de piedra litúrgicos entre los siglos IX y XI se destacaron ricos ornamentos entrelazados con símbolos cristianos, y en varias ocasiones en los altares quedan incrustados los nombres de gobernadores croatas (Višeslav, Trpimir, Branimir, Mutimir, Držislav). Las armas y las joyas descubiertas en tumbas datan primero de la época carolingia, y luego de la bizantina, para luego adquirir características de maestros locales.

Iglesia de Santa Cruz de Nin, con planta de cruz con cúpula; se considera la catedral más pequeña del mundo.
Iglesia de Santo Donato de Zadar, con el campanario de la catedral de Santa Anastasia (sv. Stošija) en el fondo, une las influencias carolingia y bizantina. Fue erigida en el foro antiguo clásico, y por su tamaño (27 m) es la segunda rotonda prerrománica más grande de Europa, después de Aquisgrán.
San Salvador en el manantial del río Cetina, edificio de una sola nave con ábside trifolio; en el lado occidental lleva un westwerk carolingio. Fue construida por el párroco Gastika.
El campanario de Santa María de Zadar, primer monumento de románico maduro, encargada por el rey croata-húngaro Colomán en 1105.
Uno de los dos plúteos conservados de la Iglesia de Santa Domínica (sv. Nediljica) de Zadar representando un ciclo narrativo de escenas bíblicas.
Basílica de San Martín en Sveti Lovreč en Istria, de tres naves, de coro profundo con tres ábsides decorados de nichos someros.

El período románico (s. XI – mediados del s. XIII) Las variaciones regionales románicas se expresaron en diferente grado de desarrollo en varias zonas (se renovaron de manera intensa murallas o fortificaciones de las ciudades, se elevaron iglesias, logias y palacios de la ciudad en Dalmacia e Istria y menos en las regiones septentrionales), que también se diferenciaban por las influencias externas prevalecientes (Lombardía, Apulia, Venecia, Bizancio) o por el legado local más fuerte de la Antigüedad clásica o el período prerrománico. Desde la segunda mitad del siglo XI en la arquitectura apareció el tipo de basílica de tres naves con ábsides, y se reformaron casi todas las catedrales de la temprana cristiandad (Krk, Rab, Zadar, Dubrovnik) e iglesias de monasterios (Sv. Krševan de Zadar, 1175). Los campanarios son uno de los logros más monumentales de la construcción románica. La escultura románica temprana del siglo XI reintrodujo la figura humana (la figura del gobernador croata del baptisterio de Split; los plúteos de la iglesia de sv. Nediljica/Santa Domínica de Zadar), y desde comienzos del siglo XIII apareció un gran sentido de plasticidad, como, la puerta de madera de la catedral de Split, obra de Andrija Buvina, y el magnífico portal de Radovan de la catedral de Trogir. En la catedral de Split (s. XIII) se encuentra el más antiguo ejemplo de sillerías de coro de madera en el mundo. La pintura mural fue conservada de manera fragmentaria (Ston, Srima, Zadar, Peroj, Dubrovnik). Las miniaturas de los códigos se hacían en los scriptorium de Dalmacia (Osor, Zadar, Šibenik, Split) y de Zagreb. Un lugar especial en el arte románico lo tuvo la orfebrería (cruces, relicarios, altares móviles, crucifijos, etc.).

Portal de la catedral de San Lorenzo (sv. Lovro) de Trogir (construida entre los s. XIII y XVI), obra del maestro Radovan de 1240.
Fresco con cara del gobernador-donante en la iglesia de San Miguel cerca de Ston, hecho en la versión de pintura benedictina.
Blaž Jurjev Trogiranin, el principal representante de la escuela de pintura dálmata del Gótico tardío (políptico, colección de arte sacro de la iglesia de San Juan Bautista de Trogir).
Puerta de la catedral de Santo Domnio de Split, de 1214, una de las pocas puertas de madera conservadas de esa época, obra de Andrija Buvina.
Catedral de Santiago de Šibenik. A la iniciada iglesia gótica de tres naves Juraj Dalmatinac añadió una nave transversal y una cúpula sobre el transepto, tres ábsides semicirculares, el baptisterio y la sacristía. Entre las obras escultóricas se destaca el friso de 71 retratos realistas de Renacimiento temprano. Desde 2000 se encuentra en la Lista de Patrimonio Cultural Mundial de la UNESCO.
La técnica de ilustraciones llegó a su nivel alto en el glagolítico misal del duque Hrvoje Vukčić Hrvatinić, y es obra de maestro local (entre 1403 y 1404).

El período gótico (s. XIII – finales del s. XV) El gótico apareció en el siglo XIII en el norte de Croacia y sus elementos típicos y sencillos se mantuvieron hasta el siglo XVI (iglesia de Santa María de Lepoglava y de San Marcos de Zagreb). En Dalmacia, teniendo como modelo el gótico veneciano, desde la segunda mitad del siglo XV se construyeron iglesias, ayuntamientos, claustros, logias y palacios de la ciudad. El más importante representante de estilo mixto gótico-renacentista fue el constructor y escultor Juraj Dalmatinac, quien se educó en Venecia, y trabajó en Italia (Ancona) y en ciudades dálmatas. En contacto con tendencias del norte, la pintura de Istria alcanzó su cenit en los frescos de Pazin, Butoniga, Beram (Vincent de Kastav, segunda mitad del s. XV). Una expresión especial de la creación popular del período medieval es representada por las lápidas llamadas stećci creadas entre los siglos XIII y XVi (Cista Provo, el Valle de Neretva, Konavle).

El orfebre italiano Francisco de Milán con sus colaboradores de Zadar en 1380 finalizó el relicario de San Simón (encargado por la reina croata-húngara Isabel).
Veliki Tabor, castillo fortificado de Hrvatsko zagorje, erigido durante los siglos XV y XVI, tiene cuatro amplias torres semicirculares renacentistas, que se abren hacia el patio a través de arcadas de dos plantas.
Lucijan Vranjanin, el patio principal del palacio ducal de Urbino (1466–72).
Julije Klović, Lamento (alrededor de 1552), Florencia, Uffizi
Capilla-tumba del beato Juan de Trogir, cumbre del humanismo renacentista, creada entre 1468 y 1494.
Nikola Božidarević, Anunciación (1513), colección del monasterio dominicano de Dubrovnik

El Renacimiento (mediados del s. XV – s. XVI) Croacia fue el primer país europeo en adoptar las influencias renacentistas italianas. El escultor y constructor italiano Niccolò di Giovanni Fiorentino logró la plena madurez del estilo renacentista temprano en la capilla del Beato Juan de Trogir en la catedral de Trogir, que construyó en colaboración con Andrija Aleši. En la misma capilla se encuentran San Juan Evangelista y Santo Tomás, obras de Ivan Duknović, quien trabajó más que nada en Italia (el sarcófago con el rostro del Papa Pablo II de 1473 en la cripta de la Basílica de San Pedro de Roma) y en la corte de Matías Corvino en Hungría. Mientras que en la República de Dubrovnik se construían casas de verano para la aristocracia de una tipología particular hasta en el marco europeo, en el noroeste de Croacia, desde Čakovec hasta Senj, se elevaron numerosas fortificaciones para la defensa de los otomanos; se destaca la fortaleza-castillo (1505) y la ideal ciudad-fortaleza renacentista de Karlovac (1579).

La pintura alcanzó la madurez renacentista en las obras de Nikola Božidarević a comienzos del siglo XVI. En esa época varios artistas croatas trabajaron en Italia bajo el apodo de Schiavoni, y los más conocidos de este grupo son los pintores Juraj Ćulinović, Andrija Medulić y Julije Klović, ya en vida proclamado "el Miguel Ángel de la miniatura", el escultor Franjo Vranjanin, autor de refinados bustos de mármol, y el constructor Lucijan Vranjanin.

Franjo Vranjanin, Retrato de dama de la corte (1472–74), Nueva York, Colección Frick
Abraham sacrifica a Isaac (alrededor de 1715), de la Galería Strossmayer de los Viejos Maestros de Zagreb, obra de Federik Benković.
Anton Lerchinger, Asunción de la Beata Virgen María, 1772. El fresco en la bóveda de la iglesia de Nuestra Señora de Jerusalén en Trški Vrh.
Čakovec, ciudad-fortaleza (s. XVI)
Iglesia de Nuestra Señora de Jerusalén en Trški Vrh cerca de Krapina, iglesia votiva de peregrinación de una nave.
Karlovac (1579), ideal ciudad-fortaleza renacentista

El Barroco (s. XVII–XVIII) El Barroco croata prevalecía en la arquitectura eclesiástica (Santa Catalina de Zagreb, Santa María de las Nieves en Belec, Santa María de Jerusalén en Trški Vrh, San Vito de Rijeka, San Blas de Dubrovnik) y pública (los palacios de Vojković-Oršić-Rauch de Zagreb, Patačić de Varaždin; los castillos de Gornja Bedekovčina y Daruvar, el castillo Eltz de Vukovar). Se destacan también unidades arquitectónicas barrocas de Varaždin y Dubrovnik, la fortaleza Tvrđa de Osijek y la Ciudad Alta de Zagreb. Los frescos y las decoraciones de estuco ilusionistas y los altares y esculturas generalmente fueron obra de maestros extranjeros (Ivan Krstitelj Ranger, Francesco Robba, Franc y Krištof Andrej Jelovšek, Anton Lerchinger), pero también de algún que otro local (Tripo Kokolja). Federiko Benković trabajó en Italia, Austria y Alemania.

La capilla de Santa Bárbara de madera en Velika Mlaka cerca de Zagreb (s. XVIII) fue construida por los talladores de madera locales.
El interior de la capilla de Santa Baárbara fue ricamente decorado por los pintores populares.
Maksimir de Zagreb, uno de los primeros parques públicos de Europa, en 1794 abierto al público. Con la superficie de 316 hectáreas está protegido como monumento natural y cultural.
La barroca iglesia de San Blas, erigida en 1706 en gloria al santo protector de la ciudad de Dubrovnik.
Vlaho Bukovac, El sueño de Gundulić (1894)
Sala Dorada del palacio del Instituto Croata de Historia de Zagreb, adornado con estuco bañado en oro y pintado con temas del pasado croata (s. XIX/XX); (a la izquierda) El compromiso del rey Zvonimir de Celestin Medović.

Del Clasicismo hasta la Edad Moderna (finales del siglo XVIII – finales del siglo XIX) Durante el clasicismo los principales comisionadores de construcciones arquitectónicas eran la aristocracia (los castillos de los Pejačević en Retfala, 1801, y Virovitica, 1804) y las autoridades eclesiásticas (el parque de Maksimir de Zagreb; Santa Teresa de Suhopolje, 1807–16) y militares. En la primera mitad del siglo XIX las necesidades de la clase burguesa fueron cumplidas con el más íntimo y modesto estilo Biedermeier, y los artefactos de uso y decorativos se importaban o se producían en fábricas de vidrio, manufacturas de cerámica y talleres de muebles croatas. La pintura Biedermeier apareció en los años 1830, generalmente mediante pintores ambulantes extranjeros, mientras que con Vjekoslav Karas empezó una producción independiente croata. En la segunda mitad del siglo XIX en la pintura prevalecían temas históricos (Ferdo Quiquerez, Oton Iveković, Mato Celestin Medović), especialmente representados en la lujosa Sala Dorada en la Alta Ciudad de Zagreb (hoy Instituto Croata de Historia), y en la arquitectura los estilos históricos, con la construcción de edificios públicos y palacios representativos (la catedral neorrománica de Đakovo, 1866–82; Escuela de Artesanía y Museo de Arte y Artesanía de Zagreb, 1891; los teatros nacionales croatas de Osijek, Varaždin, Rijeka y Zagreb; la urbanización de la Ciudad Baja de Zagreb). A finales del siglo XIX empezó un rápido desarrollo de la arquitectura turística en Kvarner (hotel Imperijal de Opatija, 1885) y en Dalmacia, como también de la arquitectura industrial (Fábrica de papel Hartera, Rijeka). La Secesión fue realizada en los edificios representativos en Zagreb, Osijek (varios palacios en la Avenida Europea) y Split, como también en obras escultóricas tempranas de Ivan Meštrović.

El compromiso del rey Zvonimir de Celestin Medović en la Sala Dorada del palacio del Instituto Croata de Historia de Zagreb.
Bela Čikoš-Sesija, Noche de Walpurgis (1898)
Menci Klement Crnčić, Vista desde Bellavista (1902)
Emanuel Vidović, Angelus (1907)
Josip Račić, Delante del espejo (1908)
Ljubo Babić, Banderas rojas (alrededor de 1919)

Modernismo, posmodernismo y arte contemporáneo (s. XX – XXI)

Arquitectura. Las ideas modernistas, la libertad creativa y el derecho a la expresión artística individual en la arquitectura fueron representados en la arquitectura por Viktor Kovačić, mientras que estaban a favor del funcionalismo Drago Ibler y Stjepan Planić, principales arquitectos de la escuela de arquitectura de Zagreb en el período de entreguerras, a la que también pertenecen, entre otros, Juraj Denzler, Mladen Kauzlarić, Juraj Neidhardt, Josip Pičman e Ivan Zemljak (la escuela en el barrio de Jordanovac, 1935). En ese mismo período en Split promovían las ideas vanguardistas Zlatibor Lukšić, Helen Baldasar, Emil Ciciliani, Josip Kodl (hotel Ambasador, 1937).

Edificio residencial de la época de la Secesión en Zagreb (1906) de Vjekoslav Bastl.
Archivo Estatal Croata de Zagreb (anteriormente Biblioteca Nacional Universitaria), proyecto de Rudolf Lubynski, el mejor ejemplo de la arquitectura secesionista (1913).
Edificio secesionista del Cine Urania de Osijek (1912), de Viktor Axmann.
Palacio de la Bolsa de Zagreb de Viktor Kovačić (iniciado en 1923, finalizado en 1927 por su colaborador Hugo Ehrlich).
Edificio de la Cooperativa Napredak de Zagreb (1936) de Stjepan Planić
El rascacielos de madera de Zagreb (1958) de Drago Ibler

En la intensa construcción de la posguerra la arquitectura croata se integró en el así llamado estilo internacional. En las principales ciudades se planificaba la construcción de los nuevos barrios (Nueva Zagreb, Split II y III), y además de la arquitectura de la vivienda (los edificios de Drago Galić en la calle Vukovarska, de Ivo Vitić en la calle Laginjina de Zagreb), también se construyó una serie de edificios públicos, donde desarrollaron sus estilos varios arquitectos, tal y como Vladimir Turin (el estadio de Maksimir, 1946–62), Kazimir Ostrogović (el edificio del Ayuntamiento de Zagreb, 1956–58), Vjenceslav Richter (pabellones de exposición yugoslavos en Bruselas, 1958, y Milán, 1964), Radovan Nikšić y Ninoslav Kučan (la hoy Universidad Abierta Popular de Zagreb con altamente estetizados interiores de Bernard Bernardi, 1961), Slavko Jelinek (la torre de negocios Zagrepčanka, 1976). A mediados de los años 1960 el crecimiento de turismo es seguido también por la repentina construcción de la arquitectura turística, pero con altos logros en su diseño e integración ambiental, especialmente visible en el complejo hotelero Solaris cerca de Šibenik (1968) de Boris Magaš, también autor del estadio del FC Hajduk de Split (1979).

El pabellón yugoslavo en la Exposición Mundial de Bruselas (1958) de Vjenceslav Richter
Sala de conciertos "Vatroslav Lisinski" de Zagreb (1973) de Marijan Haberle, Minka Jurković y Tanja Zdvořak
Museo de la Cultura de Vučedol cerca de Vukovar (2015), de Goran Raka
Josip Seissel, Pafama (1922)
Edo Murtić, Highway (1952)
Miljenko Stančić, El pintor Karas (1953)

Las tendencias posmodernistas se vislumbran en las obras de Nikola Filipović, del equipo conformado por Zvonimir Krznarić, Davor Mance y Marijan Hržić, autor del Crematorio y del nuevo edificio de la Biblioteca Nacional y Universitaria de Zagreb, proyectada en cooperación con Velimir Neidhardt, coautor del nuevo aeropuerto de Zagreb (2017, con Branko Kincl). Obras valiosas fueron realizadas también por Dinko Kovačić en Split y Nikola Bašić en Zadar, quien dedicó atención especial a las intervenciones arquitectónico-escultóricas en el espacio (el órgano del mar, 2005).

En los tiempos recientes se ha construido arquitectura museística interesante (Igor Franić, Museo del Arte Contemporáneo de Zagreb, 2009; Goran Rako, Museo de la Cultura de Vučedol de Vukovar, 2015). En el cambio del siglo creció una generación que sigue cultivando estilos arquitectónicos multifacéticos (Milan Šosterič, Academia de Música de Zagreb, 2014); el equipo formado por Idis Turatoy Saša Randić, y autores reunidos en estudios arquitectónicos, tal y como "3LHD" (Saša Begović, Tanja GrozdanićBegović, Marko Dabrović, Silvije Novak) y "STUDIO UP" (Toma Plejić y Lea Pelivan), quienes tienen éxito en varias áreas arquitectónicas, especialmente turismo y deporte, y también fueron notados fuera de Croacia, además de los ya internacionalmente reconocidos arquitectos Vinko Penezić, Krešimir Rogina y Hrvoje Njirić.

Ljubo Ivančić, Autorretrato con caballete (1958)
Marino Tartaglia, Figura (1963)
Ivo Gattin, Superficie desgarrada (1961)
Julije Knifer, Meandro en la esquina (1961), Museo de Arte Contemporáneo de Zagreb
Vlado Kristl, Variante I (1962)
Miroslav Šutej, Objeto I (1968)

Pintura. La llegada del discípulo parisino Vlaho Bukovac a Zagreb en 1893 marcó un antes y un después en la pintura; su abierto colorismo fue adoptado por varios pintores jóvenes (Escuela de Colores de Zagreb), quienes formaban la pintura modernista de esa época, entre los cuales Oton Iveković, quien unió los temas históricos con enfoque impresionista, Robert Auer y Bela Čikoš-Sesija, inspirados por la Secesión, Menci Klement Crnčić, el fundador de la gráfica moderna croata, y en Split Emanuel Vidović, quien al principio gravitó al divisionismo italiano, y luego al expresionismo. Čikoš-Sesija y Crnčić fundaron una escuela privada en 1903, que en 1921 se transformó en la Academia (hoy Academia de Bellas Artes de Zagreb). Contrario a esa tendencia hacia una "pintura pura", los artistas de inspiración secesionista, reunidos alrededor del grupo Medulić (fundado en 1908 en Split) y del escultor Ivan Meštrović, como Mirko Rački y Tomislav Krizman, buscaron su expresión artística nacional en motivos de leyendas populares y mitos heroicos.

Arquitectos y artistas plásticos croatas participan regularmente en la Bienal de Venecia, Documenta de Kassel y otros destacados eventos culturales internacionales. Uno de ellos fue Vlaho Bukovac, quien expuso en la Bienal de Venecia por primera vez ya en 1897.

Josip Račić, Miroslav Kraljević, Vladimir Becić y Oskar Herman, miembros del así llamado círculo de Múnich, trajeron de sus estudios innovación en la pintura croata, y la veta progresista (desde el cezanneismo, pasando por el expresionismo y neorrealismo hasta el neoclasicismo) fue mantenida por los expositores en los Salones de Primavera(1916–28), al principio sus iniciadores Ljubo Babić y Zlatko Šulentić, y luego con sus tendencias cubistas y poscubistas los discípulos de Praga, miembros del Grupo de los Cuatro(Vilko Gecan, Milivoj Uzelac y especialmente Marino Tartaglia y Milan Steiner). El arquitecto y pintor Josip Seissel (pseudónimo Jo Klek) pintó en 1922 la primera pintura abstracta, y también desarrollaron un estilo particular Antun Motika, quien aclaró los colores hasta el extremo, e Ignjat Job, quien desarrolló un expresionismo fuerte, gestual y colorista. Los miembros del grupo de izquierdas Zemlja (1929–35, Leo Junek, Marijan Detoni, Vilim Svečnjak) abogaban por la temática social; su ideólogo principal era Krsto Hegedušić, promotor del arte naif, especialmente la escuela de Hlebine, que a mediados del siglo XX se hizo famosa a nivel internacional, especialmente los pintores Ivan Generalić, Ivan Rabuzin e Ivan Lacković Croata.

Exat 51 en la exposición parmanente del Museo de Arte Contemporáneo de Zagreb
Ivan Generalić, El toro rojo (1972)
Ferdinand Kulmer, Estructura de repetición 172 (1972)
Dimitrije Bašičević Mangelos, Le projet principal de la deuxième civilisation (1977/78)
Sanja Iveković, Antes – después (1976)
Tomislav Gotovac, Zagreb, ¡te amo! (1981)

La época de la posguerra y del régimen socialista se superó ya a finales de los años 1940 cuando se dio un nuevo lazo con las tendencias vanguardistas europeas y estadounidenses (la abstracción lírica, el informalismo y el expresionismo abstracto). Los primeros en seguirlas fueron Edo Murtić y Ferdinand Kulmer, y luego las ampliaron y radicalizaron Ivo Gattin, Đuro Seder y Marijan Jevšovar. Un estilo abstracto particular fue desarrollado por Albert Kinert, Ordan Petlevski, Oton Gliha, y luego por Eugen Kokot y muchos otros.

El círculo de la pintura figurativa post-surrealista, fantástica y metafísica pertenecen Miljenko Stančić, Vasilije Josip Jordan, Nives Kavurić-Kurtović, Slavko Kopač y Josip Vaništa, mientras que Ljubo Ivančić combinó de manera excelente la figuración expresionista con el informalismo. En los años 1970 el grupo Biafra (Zlatko Kauzlarić-Atač) trae una figuración comprometida, su equivalente expresivo Zlatko Keser, Jadranka Fatur sigue las tendencias fotorrealistas, mientras que un nuevo enfoque hacia la pintura es traído por la poética de la nueva imagen (Nina Ivančić, Zvjezdana Fio, Željko Kipke), y a finales del siglo XX también contribuyen a la variedad posmodernista Zlatan Vrkljan, Zoltan Novak y muchos otros. Los pintores croatas siguen cultivando la expresión figurativa hasta el día de hoy, desde un enfoque conceptual (Lovro Artuković) hasta la inspiración expresionista o de arte pop (Ivica Malčić, Robert Šimrak, Tomislav Buntak), a menudo reflejando la realidad contemporánea y sus códigos culturales.

Mladen Stilinović, Explotación de los muertos (1984–90)
Edita Schubert, Trapezoide (1985)
Dalibor Martinis, Tavola calda (1987)
Vesna Pokas, Trabajo sin título (2007)
Renata Poljak, Partenza (2016)
Ivan Meštrović, Contemplación (1924)

Desde los comienzos de los años 1950 estuvo activo el grupo EXAT 51, basado en el Bauhaus y el constructivismo, que tomó la dirección de abstracción geométrica, especialmente en las obras de sus líderes Vlado Kristl e Ivana Picelj. También fue cercano al grupo Julije Knifer, fiel a su única preocupación– el meandro. Las experiencias del grupo EXAT51 tuvieron continuidad a través del movimiento artístico internacional Nuevas Tendencias, en cuyas exposiciones antológicas se destacó también Miroslav Šutej, quien desarrolló un estilo visual de op-art (igual que Ante Kuduz), jugando con los límites entre la pintura, la gráfica y la escultura, lo que incentivó a los artistas a volverse hacia el arte ambiental (Ljerka Šibenik, Edita Schubert) y explorar el medio de la pintura en los marcos del proceso primario y analítico (Boris Demur, Dubravka Rakoci, Goran Petercol).

Los miembros del grupo proto-conceptual Gorgona(Marijan Jevšovar, Julije Knifer, Đuro Seder, Josip Vaništa, Ivan Kožarić, Dimitrije Bašičević Mangelos) mediante sus actividades de arte visual poco convencionales a comienzos de los años 1960, y Tomislav Gotovac mediante sus performances e investigaciones de varios medios, especialmente el cine, allanaron el camino a las generaciones de artistas conceptuales quienes desde los finales de los años 1960 en los marcos de la nueva práctica artística experimentaron con procedimientos artísticos y materiales no tradicionales, igual que con nuevos medios (Goran Trbuljak, Sanja Iveković, Dalibor Martinis; Vladimir Dodig Trokut; en los años 1970 el Grupo de los Seis Autores: Željko Jerman, Boris Demur,Mladen Stilinović, Sven Stilinović, Vlado Martek, Fedor Vučemilović). El arte contemporáneo de hoy continúa con los experimentos y la performance (Slaven Tolj, Siniša Labrović, Igor Grubić), el arte ambiental (Mirjana Vodopija, Viktor Popović, Ivana Franke), la expresión transmediática (David Maljković, Damir Očko, Zlatko Kopljar), a menudo con el compromiso social destacado (Andrea Kulunčić, Renata Poljak).

Antun Augustinčić, Monumento a la paz en Nueva York (1955)
Aleksandar Srnec, Objetos luminocinéticos, Museo de Arte Contemporáneo de Zagreb
Vojin Bakić, memorial a Ivan Goran Kovačić en Zagreb (1964)
Ivan Kožarić, El sol aterrizado en Zagreb (1971)
Dušan Džamonja, Escultura Alp-II (1974), Parque de Esculturas de Vrsar
Siniša Majkus, Embrión (2004), Pabellón del Arte de Zagreb

Escultura. Con las esculturas realistas de Ivan Rendić empieza el desarrollo de la escultura moderna croata, continúa a través de Robert Frangeš-Mihanović, Rudolf Valdec y Branislav Dešković, animalista de inspiración impresionista, hasta el gran escultor Ivan Meštrović, autor de numerosas esculturas de mármol, bronce y madera, de monumentos arquitectónico-esculturales de varias características estilísticas (desde la Secesión, pasando por el rodinismo, las experiencias antiguas, góticas y renacentistas hasta la concepción de la forma de Bourdelle y Maillol) y Frano Kršinić, quien, inspirado por las tradiciones clásica y mediterránea sirvió de modelo a varias generaciones. En ese período trabajaron también Antun Augustinčić y Vanja Radauš, escultores del realismo psicológicamente motivado y de tendencias de orientación social.

Los portadores del nuevo espíritu después de 1950 fueron Kosta Angeli Radovani y los escultores de expresión abstracta Vojin Bakić, Dušan Džamonja e Ivan Kožarić, autor de una obra extensa y heterogénea. En los marcos del movimiento internacional Nuevas Tendencias, incentivados por las ideas constructivistas, los antiguos miembros del grupo EXAT 51 crearon los primeros objetos lumino-cinéticos en los años 1960 (Aleksandar Srnec) y la así llamada plástica sistémica (Vjenceslav Richter). Al margen de la abstracción y la figuración construyeron su obra, generalmente en madera, Ksenija Kantoci, Branko Ružić y Šime Vulas. La tendencia a los elementos del arte pop se observa en las obras de Vasko Lipovac, Zvonimir Lončarić y Marija Ujević-Galetović. A comienzos de los años 1970, apoyándose en las obras de Radauš y de Valerije Michieli, los miembros del Grupo Biafra (Stjepan Gračan, Ratko Petrić, Miro Vuco) crearon una escultura radical, expresiva y socialmente comprometida. La siguiente generación, apoyándose en las tendencias posmodernistas y la tradición, desarrolló su expresión basada en formas abstractas libres y asociaciones lúdicas (Peruško Bogdanić, Dalibor Stošić, Matko Mijić). Los escultores croatas contemporáneos usan un amplio espectro de medios y materiales (Siniša Majkus); con sus objetos, instalaciones y ambientes a menudo comentan la vida y la sociedad contemporánea (Ines Krasić, Kristian Kožul, Ivan Fijolić, Alem Korkut).