Fotografía y cinematografía
Fotografía
La fotografía apareció en Croacia alrededor de 1840; el primero en usar daguerrotipos fue Demetrije Novaković, seguido por otros amateurs como Juraj Drašković y Dragutin Antun Parčić. Después de 1850 en toda Croacia se fundan talleres fotográficos, en Zagreb los de Franjo Pommer, Julius Hühn e Ivan Standl, autor de la primera monografía fotográfica, y luego de Rudolf Mosinger y Antonija Kulčar, en Zadar el de Tomas Burat y otros. A finales del siglo XIX los fotógrafos se inclinan hacia un enfoque verista, como Karlo Drašković, autor de la primera fotografía momentánea, o hacia el pictorialismo, como Antun Stiasni, mientras que Stjepan Erdödy investiga el medio mismo y crea los primeros fotomontajes y foto-collages.
En el período de entreguerras Franjo Mosinger aceptó la estética de la nueva realidad, y con sus montajes se acercó a los movimientos vanguardistas, igual que Ivana Tomljenović-Meller. En los años 1930 se fundó la así llamada Escuela de Fotografía Artística de Zagreb, que introdujo temas de crítica social, liderada por Tošo Dabac, quien, durante una carrera excepcionalmente larga, se convirtió en la figura líder de la fotografía croata, dejando huella en los temas fotográficos más variados, de lo cual testimonia su rico legado archivístico (desde 2006 bajo gestión del Museo del Arte Contemporáneo de Zagreb).
En la fotografía de la posguerra, además de Mladen Grčević y sus fotografías de la vida (life-photographs), Oto Hohnjec, expositor de la primera fotografía de color, se destacaron también Milan Pavić y Slavka Pavić, mientras que las nuevas interpretaciones artísticas de la realidad fueron traídas por los hermanos Ante y Zvonimir Brkan, mientras que Mladen Tudor fue cercano al estilo de fotoreportaje Magnum de aquel entonces. La expansión de la prensa juvenil (Polet, Studentski list) y de revistas de nuevo tipo (Start, Danas) a finales de los años 1970 hizo que Ivan Posavec, Mijo Vesović y Boris Cvjetanović se destacaran como fotógrafos. Además de ellos cabe destacar a los fotógrafos de un estilo personal marcado como Zlata Vucelić y Josip Klarica hasta el día de hoy.
Los finales del siglo XX y los comienzos del siglo XXI marcaron el abandono de la fotografía analógica y el comienzo de la fotografía digital, donde se destaca el período de la Guerra Patria (1991–95), que a la vez representa la ruptura con la temática fotográfica hasta entonces. El fin del uso de los rollos de película y la crisis de los medios de prensa resultaron en la reducción de actividad de fotógrafos de calidad con breves excepciones ocasionales (Stephan Lupino). Pocos autores continuaron en la nueva tecnología, tal y como Ivan Posavec, quien trabaja para la prensa, y Damir Fabijanić, quien en calidad de fotógrafo independiente cubre los temas más amplios (desde la Guerra Patria hasta los más variados proyectos independientes de relevancia nacional). Además de los nombres afirmados de la generación más vieja (Jasenko Rasol, Ana Opalić, Darije Petković) aparecen otros nuevos, que se demuestran repetidamente con su obra (Marko Ercegović, Tjaša Kalkan, Petra Mrša).
Cinematografía
La cinematografía profesional croata se empezó a desarrollar recién desde los mediados del siglo XX, aunque las primeras filmaciones conservadas de las regiones croatas fueron realizadas por el filmador de la compañía Lumière, Alexandre Promio en 1898 (tan solo tres años después de la invención de la película), y en 1904 el pionero cinematográfico británico Frank Mottershaw. El filmador croata Josip Halla filmó las guerras balcánicas para el noticiario cinematográfico Éclair, y en el período de entreguerras el actor croata Zvonimir Rogoz tuvo una carrera notable a nivel centroeuropeo. Para la cultura y el amateurismo cinematográficos europeos son muy importantes las películas de 16 mm de Oktavijan Miletić, mientras que las películas educativas producidas por la Escuela de Salud Popular representan un temprano ejemplo de escuela documentalista a nivel mundial. El Estado Independiente Croata entre 1941 y 1945 organizó la producción de películas documentales y culturales propagandísticas en el marco del Instituto Nacional de Cine "Hrvatski slikopis" ("Cine Croata"), precursor de la Dirección de Cine para Croacia después de la guerra, en 1946, luego Jadran film, estudio de cine principal hasta 1991. En plena industrialización y modernización del país en los años 1950 el cine empezó a formar parte de la cultura general y urbanizada, y las proyecciones en salas de cine un pasatiempo regular.
Ya a mediados de los años 1950 el cine croata se apartó del compromiso ideológico y creó sus primeras obras cumbre: Koncert (Branko Belan, 1954), Ne okreći se sine (Branko Bauer, 1956) y H-8... (Nikola Tanhofer, 1958), y Jadran film se convirtió en coproductora internacional exitosa para películas filmadas en el territorio de Croacia, ganando también nominaciones para el premio Oscar para largometrajes (La strada lunga un anno, Giuseppe de Santis, 1958; Deveti krug/El noveno círculo, France Štiglic, 1960). A comienzos de los años 1960 florecieron otros géneros de cine: un gran número de documentales se proyectaron en festivales mundiales (películas de Krsto Papić, Rudolf Sremec), en Zagreb se desarrolló el movimiento de la antipelícula de influencia mundial (autores Mihovil Pansini, Tomislav Gotovac, Vladimir Petek), reunido entre 1963 y 1970 alrededor del Festival de Cine Experimental GEFF, y las películas animadas del Estudio de Animación de Zagreb film se convierten en una sensación mundial bajo el nombre de la Escuela de Animación de Zagreb (Dušan Vukotić, Nikola Kostelac, Vlado Kristl, Vatroslav Mimica, Zlatko Grgić, Boris Kolar, Nedeljko Dragić, Zlatko Bourek, Borivoj Dovniković, Pavao Štalter, Zdenko Gašparović, Aleksandar Marks, Vladimir Jutriša y otros).
En los años 1960 los largometrajes también experimentaron una reforma, pasando a la forma modernista de narración, mientras que por otro lado contribuyeron al cine partisano yugoslavo, en cuyas coproducciones participaron directores, camarógrafos, actores y estudios de cine croatas (p.e. el espectáculo nominado al Oscar Bitka na Neretvi/Batalla de Neretva de Veljko Bulajić). En los años 1960 y 1970 el cine croata fue caracterizado por películas de autor, parte del "nuevo cine" de Europa del Este (las películas de Vatroslav Mimica, Ante Babaja, Krsto Papić, Tomislav Radić, Zvonimir Berković, Krešo Golik, Antun Vrdoljak, Fadil Hadžić, Lordan Zafranović), y en los años 1980 dominaba la película de género de espíritu posmodernista (p.e. películas de Zoran Tadić y Rajko Grlić). A comienzos de los años 1990 a causa de la desintegración de Yugoslavia y la guerra el cine croata sufrió una crisis en los ámbitos de la organización y la producción, pero pronto apareció una nueva generación de directores de cine (Zrinko Ogresta, Lukas Nola, Vinko Brešan, Hrvoje Hribar, Dalibor Matanić, Ognjen Sviličić, Arsen Anton Ostojić).
Después de 2000 se abrieron salas de cine múltiples en todas las ciudades principales, y en los años 2010 se renovó y digitalizó la red de salas de cine independientes. La producción revivió especialmente en 2008 después de la fundación del Centro Audiovisual Croata (Hrvatski audiovizualni centar – HAVC), agencia pública central para el sector audiovisual, y con la creciente colaboración internacional a través de su participación en el Fondo del Consejo de Europa para la coproducción, distribución y exhibición de películas europeas – Eurimages y la colaboración en el programa MEDIA de la Unión Europea. La política cinematográfica pública representada por HAVC en los años 2010 tuvo como resultado la estabilización y el reconocimiento internacional de cine croata, un apoyo continuo al cine documental, experimental y animado, y las consecuencias más directas son el aumento de coproducciones extranjeras filmadas en Croacia, como también la diversificación de la producción, notada más que nada en la representación creativa de las mujeres.