Desarrollo estatal
Los nombres croata y Croacia en el espacio actual se superpusieron gradualmente al término más amplio de los eslavos y sus primeras comunidades territoriales Sklavonija, Slovinja (Sclaviniae), como también a las denominaciones especiales de las tribus ilirias más antiguas y sus territorios (p.e. dálmatas, liburnios), de la población romana en el litoral (romanos, latinos), y de otras tribus arribadas anteriormente durante el período de las grandes migraciones (los germánicosgodos, los eurasiáticosávaros etc.). La división entre la cristiandad occidental y oriental posteriormente influyó en la identificación nacional, especialmente a aquella relacionada con las migraciones de los valacoseslavizados, en la época de la invasión otomana y con las migraciones de los refugiados del lado "turco" (bosnio); así, en el s. XIX en la época de la formación de los Estados-nación, la población católica se declaraba croata, la población ortodoxa se declaraba serbia, y la musulmana "turca". Los más antiguos escritores croatas denominaban su lengua, además de croata, a veces eslava, y en una época hasta iliria. Las diferentes denominaciones no necesariamente se contradecían, sino provenían de la superposición de las múltiples componentes históricas del pueblo croata, de su cultura y su Estado, a las cuales en la época más reciente se han sumado otros flujos migratorios europeos – alemán/suabo, italiano/friulano, checo, húngaro, eslovaco y otros.
En la época de la creación de los primeros Estados europeos sobre los escombros del Imperio romano, como en otros pueblos europeos, en el Occidente era clave el reconocimiento de Roma, es decir el papa, y en el Oriente de Constantinopla, es decir del emperador bizantino. Los croatas se encontraron en la línea divisoria entre los dos lados. La fuente más amplia y conocida bizantina es el escrito del emperador Constantino Porfirogéneta (De administrando Imperio, alrededor de 949–955). Según él, los croatas vinieron de la actual Polonia del Sur (Croacia Blanca) a invitación del emperador Heraclio I (610–641) e impusieron el poder a los ávaros y sus aliados eslavos hasta entonces. Como primer acto diplomático se menciona el acuerdo entre los croatas y el papa Agatón (678–681), según quien "los croatas ya cristianizados" juraron que nunca invadirían tierras ajenas, y el papa les prometió ayuda si otro pueblo invadiera su tierra; según esas fuentes los croatas serían entre los primeros pueblos eslavos cristianizados. Todavía existen discusiones en la historiografía contemporánea sobre la "llegada de los croatas" y la credibilidad de algunas fuentes históricas.
Croacia se encontró en la línea divisoria del conflicto franco-bizantino a comienzos del siglo IX, época de la creación de los primeros ducados. El duque Borna (810–821), según las fuentes francas dux Dalmatiae atque Liburniae, se sumó a la poderosa fuerza franca, y con su ayuda resolvió el conflicto con su rival, Ljudevit Posavski, el duque (eslavo) de Panonia; Borna asistió personalmente a la firma de la Paz de Aquisgrán (812) entre Carlomagno y el emperador bizantino Miguel I Rangabé, según el cual la Croacia panónica (e Istria) cayeron bajo el poder franco, y la costa y las ciudades dálmatas bajo el poder superior bizantino.
Sin embargo, el poder de los duques croatas creció gradualmente dentro del conflicto de las fuerzas externas. Entre los primeros gobernadores se destaca el duque Trpimir (845–864), fundador de la dinastía de los Trpimirović. Aunque bajo la supremacía franca, él libró guerras contra Bizancio, Venecia y Bulgaria, en aquel entonces potencia dominante en el este. En los documentos, sin referencia al poder imperial, se autodenominó "duque de los croatas por gracia de Dios" (dux Chroatorum iuvatus munere divino). Cuando el teólogo sajón Gottschalk, acusado de herejía por los francos, se refugió en su corte, donde obviamente se sintió a salvo, lo llamó a Trpimir "rey de los eslavos" (rex Sclavorum).
Después de la hegemonía de Bizancio en la época del duque Zdeslav, y el conflicto entre Roma y el patriarca Focio de Constantinopla, en Croacia llegó al poder el duque (dux, comes, princeps) Branimir (879–892), con la ayuda del papa Juan VIII. Branimir alineó Croacia con Roma y la civilización occidental de manera permanente, impuso con éxito el "tributo de paz" (tributum pacis) a las ciudades dálmatas, como también a Venecia derrotada en el mar (887), y también llevaba una política independiente hacia los francos; en las cartas de 879 el papa reconoció su gobierno, sobre todo su "ducado terrenal", y en 880 legalizó los oficios religiosos en eslavo eclesiástico. Con ello los discípulos de Metodio exiliados por los francos llegaron a Croacia desde el ducado de Gran Moravia, y difundieron el culto y el alfabeto eslavos usando la escritura eslava especial (el glagolítico).
El primer título real en Croacia de acuerdo a la historiografía tradicional, lo llevó Tomislav, otorgado por el papa Juan X en 925, quien lo llamó "rey de los croatas" (rex Croatorum). A Tomislav se le adscribe la unificación de las tierras croatas "desde el Adriático hasta el río Drava", la supresión de las incursiones de los húngaros y también se confirmó la poderosa victoria croata sobre el ejército del emperador búlgaro Simeón (927); hoy numerosas calles y plazas de las ciudades croatas llevan el nombre de Tomislav. Los posteriores así llamados gobernadores nacionales también llevaban los títulos reales reconocidos por la Santa Sede, entre los cuales se destaca Petar Krešimir IV (1058–74). En un documento mediante el cual se funda un monasterio benedictino en Rab (1059) Croacia se denomina reino (Croatiae Dalmatieque regnum), y del Mar Adriático se menciona como "nuestro mar dálmata" (in nostro dalmatico mari).
El último rey croata fuerte de la dinastía nacional, Dmitar Zvonimir (1075–89), también libró la guerra contra los francos (alemanes) en Istria, y fue coronado por el papa Gregorio VII, quien le envió la corona real a través de su legado Gebizón. Sus fuertes lazos con la Santa Sede fueron confirmados también mediante la declaración papal de que cualquier acto hostil contra Croacia se consideraría ataque contra la Sede Apostólica de San Pedro, y le confirmaba a Croacia (junto con Dalmacia) el estatus de reino (regnum Dalmatiae et Chroatiae). Después de la muerte del rey Zvonimir, quien también gobernó Eslavonia, y cuya esposa Helena (Jelena) la Bella era hermana del rey húngaro Ladislao de la dinastía de los Árpad, cambió el estatus de Croacia como Estado independiente en las relaciones políticas europeas. La dinastía húngara de los Árpad, en parte por la línea sucesora de la esposa de Zvonimir, reclamó el derecho a la corona croata, y la consiguió en el momento de la desintegración de la dinastía y la guerra por el trono en Croacia.
Las relaciones entre Croacia y Hungría son tema frecuente de discusiones políticas e historiográficas. Se conserva la copia del siglo XIV del documento Pacta conventa (Acuerdos pactados, de 1102), en el que el rey húngaro Colomán fue reconocido como rey de Croacia y regulaba los derechos de la nobleza croata. Pacta no fue contestada por mucho tiempo. Recién en la época del creciente nacionalismo a mediados del s. XIX lo contestaba la parte húngara, mientras que la parte croata lo usaba de base para construir su independencia estatal. Sin embargo, es un hecho de que según ese u otro acuerdo de aquel entonces el rey húngaro se coronaba por separado como rey croata, de que se reconocían las instituciones del Parlamento Croata y del gobernador (ban) croata, con lo cual la unión croata-húngara en su origen era una unión personal.
La independencia estatal de Croacia dentro de la unión llegó a su plena expresión en el momento clave de la lucha por la supervivencia del Reino Croata-Húngaro, después de la grave derrota del ejército croata-húngaro por la fuerza otomana en la batalla del campo de Mohács en 1526 y la muerte del rey Luis II, entonces rey de Croacia y Hungría (y de Bohemia) de la dinastía Jagellón. En la sesión independiente del Parlamento Croata en Cetingrad (1527) fue elegido como rey croata el archiduque austríaco Fernando I de Habsburgo (1503–64). Por otro lado el Parlamento Húngaro optó por Juan de Zapólya, quien de hecho se encontraba bajo el patrocinio del gobernante otomano Solimán I. En ese entonces Fernando garantizó a Croacia el respeto de todas sus libertades, derechos, leyes y costumbres anteriores, registrado en la carta que llevaba el sello del Reino de Croacia. Con Fernando Croacia se encontró dentro de la longeva Monarquía de los Austrias. A pesar de que la unificación del país se llevó a cabo como unificación de los reinos, con los Austrias empezó la centralización de la monarquía, con lo cual Viena se convertía cada vez más en el centro de la toma de decisiones políticas.
Las milenarias relaciones entre Croacia y Venecia como potencia marítima son excepcionalmente complejas, con épocas de graves confrontaciones por tierra y por mar, como también con etapas de cooperación y defensa conjunta. En el habla y los escritos venecianos la denominación más común para los croatas era eslavos (Schiavi, Schiavoni), casi hasta la Edad Moderna, y para la posterior población "valaca" en el interior de Dalmacia los venecianos usaban el término morlacos (Morlacchi). Domagoj, duque croata desde 864, según el cronista veneciano Juan el Diácono "el peor duque de los eslavos" (pessimus Sclavorum dux), confiscó los barcos venecianos. En 887 el duque Branimir, aliado con el ducado de Neretva, después de la victoria en la batalla naval cerca de Makarska, en la que murió el dogo veneciano Pedro I Candiano, impuso a Venecia el tributo de navegación ininterrumpida que Venecia siguió pagando durante más de cien años. Sin embargo, "la reina del mar" gradualmente logró recuperar su fuerza. El dogo veneciano Pedro II Orseolo desde el año 1000 logró controlar la mayor parte de la costa dálmata y se autoproclamó dux Dalmatiae. Sin embargo, un siglo después y hasta 1409 las ciudades dálmatas en su mayoría eran gobernadas por los reyes croata-húngaros, sufriendo constantes guerras croata-venecianas con suerte cambiante. Así, en 1202 Venecia conquistó Zadar, con la ayuda del ejército de los cruzados, a cambio de transportarlos hasta Constantinopla. Las ciudades istrianas y dálmatas bajo el dominio de Venecia hicieron frecuentes insurgencias, con la intención de preservar sus privilegios. Por 100.000 ducados Ladislao de Nápoles, derrotado pretendiente al trono croata-húngaro, en 1409 otorgó a Venecia el "derecho" a Dalmacia. Con tal base legal internacional, y aún más con la aparición de la amenaza otomana en el interior de Dalmacia, Venecia retomó el verdadero papel defensivo para la población cristiana de Dalmacia. Las fuertes luchas por tierra y por mar a menudo causaban migraciones de la población étnicamente cercana, y a veces misma, musulmana y cristiana. Con la paz de Požarevac en 1718 la Dalmacia veneciana estableció sus fronteras hacia la entonces "Turquía", que son las actuales fronteras entre Croacia y Bosnia y Herzegovina.
La República de Dubrovnik tiene un significado especial en la historia de la estatalidad croata. En el s. XII el geógrafo árabe Al-Idrisi hizo mención de Dubrovnik como la ciudad más meridional de "Croacia y Dalmacia". El estado estaba basado en las estrictas obligaciones de los patricios como titulares del poder; su máxima estaba escrita sobre el Palacio Ducal: Olvidad lo privado, cuidad lo público (Obliti privatorum publica curate). Dubrovnik también estuvo bajo diferentes supremacías de las entonces potencias vecinas, pero siempre lograba mantener la autonomía interna completa, frecuentemente con privilegios especiales, especialmente los comerciales. Al liberarse formalmente del control veneciano en 1358, luego pagando la obligación anual de 500 ducados al rey croata-húngaro, y desde 1458 la obligación de 12.500 ducados al sultán otomano, Dubrovnik era todo un Estado independiente, con representaciones diplomáticas en todo Europa y con fuertes emporios comerciales en el sudeste europeo y en el oriente. Más relacionado con Florencia y con los papas florentinos en su "época dorada", Dubrovnik se convirtió en un rival peligroso para Venecia en el Mediterráneo, y su diplomacia también tenía efecto sobre las relaciones entre los países europeos y el Imperio otomano; así Francia a veces usaba los servicios de los intermediarios de Dubrovnik (p.e. Serafino Gučetić en cerrar el pacto franco-turco en 1536). La riqueza de la ciudad, desproporcionada a su tamaño, hizo posible grandes logros comunales: la primera canalización moderna, la primera cuarentena para los barcos, el sistema de salud organizada con la más antigua farmacia de Europa, todavía en funciones, la primera ley conocida sobre el seguro marítimo... hasta la ley de la prohibición de esclavitud datada en 1416 (en España en 1542, y en Inglaterra en 1569). Bajo la bandera de su santo patrón San Blas, y con el eslogan Libertas, después de la abolición napoleónica de la República en 1808 una parte de la nobleza de Dubrovnik decidió no contraer matrimonios para que su descendencia no naciera "en esclavitud".
La nobleza croata, surgida de los antiguos linajes (tribus), independientemente del estatus estatal de Croacia de vez en cuando adquiría poderes que superaban los de los reyes. Así, Pavao I de Bribir (1273–1312) en el conflicto dinástico sobre la sucesión croata-húngara, en vez de la dinastía de los Árpad colocó la Casa de Anjou al poder real (Carlos I Roberto, 1301–42), mientras que él mismo, con el título de "ban (gobernador) de los croatas y amo de Bosnia", gobernó como "rey croata sin corona" desde el Sava hasta el Adriático, cubriendo Bosnia también. Ese linaje noble, especialmente con la posterior rama de los Zrinski, además de tener grandes posesiones en Croacia y Hungría, dio renombrados guerreros (Nikola IV Zrinski, defensor de Siget), pero también los peligrosos oponentes al absolutismo del emperador austríaco Leopoldo I. En 1671 Petar Zrinski junto con Fran Krsto Frankapan, rama de otra noble familia croata, fueron condenados a la muerte por la conspiración y ejecutados en Wiener Neustadt. Al confiscarles los bienes, así fueron destruidas las dos más poderosas familias nobles croatas.
El estatus estatal de Croacia como reino separado dentro de la Monarquía de los Habsburgo se hizo especialmente importante en el momento de la sucesión de la corona de los Habsburgo por línea femenina. Dado que Carlos VI no tenía hijos varones, en 1712 el Parlamento Croata votó La Sanción Pragmática, y aceptó a su hija María Teresa como reina croata, allanándole el camino hacia el trono, al principio obstaculizado por el Parlamento Húngaro. En la época de María Teresa el reino de Croacia, en los márgenes sudorientales de la Monarquía, formaba parte de un Estado que se extendía hasta Bélgica. Sin embargo, no se podría decir que Croacia y Bélgica en aquel entonces se hubieran relacionado de manera importante (excepto en lo heráldico), pero hoy los diputados croatas del Parlamento Europeo en Bruselas pueden recordar que no es la primera vez que se encuentren en una comunidad con Bélgica (y muchos otros países) .
Las relaciones ambivalentes entre el Parlamento Croata y la Dieta Húngara como órganos de poder estatal de los dos reinos y su relación conjunta con Viena como centro de poder estatal real, se movió gradualmente hacia un mayor papel del parlamento conjunto, en el que la parte húngara tenía la mayoría. Sin embargo, en el parlamento conjunto los representantes croatas podían rechazar las decisiones relacionadas con Croacia, mientras que sus propuestas relacionadas con Croacia podían ser rechazadas solo por el rey. Ya en 1790 en la sesión del parlamento conjunto en Buda, la delegación croata rechazó el proyecto de ley sobre la introducción de la lengua húngara en Croacia con la conocida declaración: Regnum regno non praescribit leges (Un reino no le prescribe leyes a otro reino ).
La construcción de Europa hecha por Napoleón tomó en consideración la especificidad de su sudeste "ilirio", desde Trieste hasta la bahía de Kotor. Las Provincias Ilirias (1809–13), con sede en Ljubljana, cubrían, aparte de las tierras eslovenas, la mayor parte de las tierras croatas (al sur del Sava hasta la costa adriática), y la mayoría de la población era croata. Como unidad administrativa francesa, bajo la autoridad especial del mariscal Marmont, esa unidad no tenía estatus estatal, pero tampoco formaba parte integral del Imperio francés. Aunque no duró mucho, la "Iliria" de Napoleón marcó el inicio de la modernización de las tierras croatas, desde la infraestructura vial hasta la educación en la lengua croata ("iliria"), como también el primer diario en croata (Kraljski Dalmatin, Zadar, 1806–19). La influencia de la modernización francesa pronto se puso de relieve también en el movimiento ilirio, más conocido como el Reavivamiento Nacional Croata.
Dentro de comunidades estatales complejas, Croacia, igual que otros países europeos en una posición similar, por sí sola no pudo ser sujeto de relaciones internacionales, en el marco de Estados más o menos centralizados de los cuales formaba parte, como el Reino Croata-Húngaro, la Monarquía de los Habsburgo, el Imperio austrohúngaro o las dos Yugoslavias (el reino unitario o la federación socialista). Sin embargo, en principio Croacia entraba en todas esas comunidades "voluntariamente", por decisión del Parlamento Croata (la nobleza, la clase alta o los representantes nacionales) basadas en el reconocimiento del derecho estatal croata, excepto en la formación del Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos o el posterior Reino de Yugoslavia.
"El derecho estatal croata" es un sintagma de importancia especial en la conciencia política de Croacia. A pesar de que Croacia desde la época de los duques nacionales, que terminó en 1102, durante más de 900 años formaba parte de comunidades estatales multinacionales (con la excepción de la República de Dubrovnik), sea como reino, banovina o república, el derecho estatal croata siempre se tomaba como derecho fundamental del pueblo croata a la autodeterminación, es decir a un Estado propio, lo que no significa que hubiera podido materializarse, de igual manera que no pudo disputarse.
Después de la disgregación de Austria-Hungría y la formación en su zona sudeste primero del Estado de los Eslovenos, Croatas y Serbios (todavía mediante la decisión del Sabor, 1918), y luego la formación del Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos (desde 1929 el Reino de Yugoslavia) fue llevada a cabo por el gobierno serbio en contra de la Declaración de Corfú (1917), es decir del acuerdo entre el gobierno serbio y los líderes políticos de los países austrohúngaros anteriores (el Comité Yugoslavo). La asamblea constitutiva votó por mayoría simple (no cualificada) de los diputados presentes la unitaria Constitución de Vidovdan (1921), en la que se abstuvieron los diputados croatas y los diputados de izquierda. Desde entonces en Yugoslavia, continuamente aparece la especialmente crítica "cuestión croata", además de otras cuestiones pendientes.
El atentado contra los diputados croatas en la Asamblea Nacional (1928), que tuvo como consecuencia la muerte del líder del Partido Campesino Croata (HSS) Stjepan Radić, empeoró las relaciones interétnicas en el país. Por primera vez en el escenario internacional aparece la emigración política croata nacionalista y militante (Ustasha), con el objetivo de destruir Yugoslavia hasta por medios terroristas (participaron en el atentado contra el rey Alejandro I Karađorđević en Marsella en 1934). Por otro lado en el país ganó fuerza la posición comunista clandestina, con conexiones internacionales, especialmente fuerte en Zagreb y en Croacia; su objetivo también era destruir el Reino, pero estableciendo una "república federativa de pueblos de iguales derechos" usando medios revolucionarios, tomando la Unión Soviética como modelo.
La Yugoslavia monárquica y la democracia no iban de la mano; esa Yugoslavia nunca tuvo una constitución democráticamente adoptada. Primero con la ayuda de los grupos paraestatales terroristas (en Croacia la Orjuna; en Serbia los Chetnik), y luego introduciendo la dictadura personalista en 1929, prohibiendo partidos políticos y ejerciendo terror policial y asesinatos de los "republicanos", en 1931 el rey Alejandro adoptó la Constitución Impuesta, que nunca fue derogada. En ese contexto, además de la profunda crisis estatal en vísperas del estallido de la Segunda Guerra Mundial, mediante el acuerdo de los principales políticos croatas y parte de los políticos serbios se logró el Acuerdo Cvetković–Maček, que estableció Banovina Hrvatska/Croacia como unidad territorial autónoma dentro del Reino de Yugoslavia, encabezada por el ban y el Parlamento Croata. Con eso, por un corto período, mediante un decreto del virrey, se reconoció cierto grado de soberanía croata, sin su plena definición constitucional, como también sin subjetividad internacional y de seguridad y defensa de Croacia.
El movimiento Ustasha en Croacia, aliado del Eje en la Segunda Guerra Mundial, formó el Estado Independiente Croata títere, cediendo grandes partes de Croacia a las potencias ocupadoras y con un gobierno terrorista basado en crímenes masivos, y perdió completamente su credibilidad con el pueblo. En oposición a ellos los comunistas encabezados por el croata Josip Broz Tito lideraron la insurgencia antifascista masiva, que a la vez era una "revolución nacional". Al tomar la iniciativa en la guerra y al controlar la mayor parte de Croacia, los comunistas (en cooperación con una parte del Partido Campesino Croata y los representantes serbios) formaron los más altos órganos representativos del "gobierno nacional".
El movimiento antifascista de Croacia era uno de los movimientos partisanos más fuertes en la Europa ocupada. En su marco se formó el Consejo Estatal Antifascista de la Liberación Nacional de Croacia (ZAVNOH), que en junio de 1943 retomó las injerencias del Parlamento Croata y en su tercera sesión (en Topusko, en mayo de 1944) se proclamó el órgano supremo legislativo y ejecutivo como también el órgano supremo del gobierno estatal en Croacia; entonces aceptó también la decisión sobre la fundación de Yugoslavia Democrática Federativa con Estado Federal de Croacia como una de las futuras repúblicas yugoslavas.
De la República Federal Popular de Yugoslavia (RFPY/FNRJ, 1945–63) Croacia formó parte como una de las repúblicas con fronteras establecidas, ampliada a las zonas con la población croata mayoritaria (Istria, Rijeka, Zadar y las islas) que durante la Yugoslavia monárquica formaban parte de Italia o le fueron anexadas bajo la ocupación fascista. A pesar de que las repúblicas yugoslavas en principio estaban definidas como Estados con derecho a la autodeterminación, el poder de facto era no solo centralista, sino también ideológica y rígidamente comunista. En la inmediata posguerra se prohibió la actividad del partido croata histórica y políticamente más importante, Partido Campesino Croata, y muchos de sus miembros, también antifascistas, fueron perseguidos judicialmente y condenados a largas penas de prisión. Así se dio la nueva ola de la emigración política de la cual forman parte políticos democráticos, pero también los restos de las "fuerzas derrotadas" nacionalistas.
La Yugoslavia Socialista durante los 50 años de su existencia (1963–91 bajo el nombre de la República Federal Socialista de Yugoslavia, RSFY/SFRJ) cambió de manera significativa las características políticas del poder, pero siempre bajo el firme control del Partido Comunista con la destacada autoridad personal (o culto) del Mariscal Tito. Con la relativa democratización a mediados de los años 1960 y después del movimiento masivo en Croacia que abogaba por una mayor autonomía de Croacia (Primavera Croata, 1971), pero también del resultante arreglo de cuentas con sus líderes políticos (1972), la Constitución de 1974 amplió los derechos de las repúblicas como Estados. Sin embargo, la toma de decisiones se mantuvo a través de la toma de decisiones mayoritaria en el Consejo Federal y en el instituto de la toma de decisiones conjunta de las asambleas. Se permitió cierto grado de actividad internacional de las repúblicas, así que Croacia (y Eslovenia), junto con Italia, Hungría, Austria y Alemania fundaron la Comunidad de Trabajo Alpes – Adriático (1978) a nivel regional.
El papel de la Liga Comunista de Croacia se basaba en la "unión de la Liga Comunista de Yugoslavia" en su conjunto. Esa unidad era clave para la preservación de Yugoslavia como país. A pesar de estar basada en la ideología comunista prosoviética al principio, la posterior salida de Yugoslavia del bloque soviético (1948), sus lazos con el Occidente desde los comienzos de los años 1950 (incluida la ayuda militar de los EE.UU.) y la complejidad de las relaciones interétnicas también exigían la búsqueda de otras soluciones políticas dentro de la Liga Comunista. Algunas de esas soluciones estaban orientadas hacia la democratización (el establecimiento del "socialismo de la autogestión") y la descentralización (el derecho de las repúblicas a retener una parte de los beneficios de la economía y las comunidades locales). Sin embargo, esas soluciones siempre se encontraban con enfrentamientos entre las fuerzas "dogmáticas" (centralistas) y "democráticas" (federalistas), y se quedaban implementadas a medias. La culminación de ese enfrentamiento ocurrió en el 14º Congreso de la Liga Comunista de Yugoslavia en Belgrado (enero de 1990), cuando primero la delegación eslovena y luego la croata abandonaron el Congreso por el conflicto con la cúpula serbia. Con eso ocurrió la ruptura abierta de la unidad de la Liga Comunista y se abrió el asunto de la desintegración de Yugoslavia como comunidad de Estados.
La República de Croacia moderna consiguió su independencia estatal con una guerra impuesta. A diferencia de la desintegración de otros Estados socialistas multinacionales (Checoslovaquia y en mayor parte la URSS), y a pesar de tener el derecho constitucional como una de las repúblicas a la "autodeterminación hasta la secesión", Croacia no pudo independizarse como Estado por vía pacífica, a pesar de la expresa voluntad de su pueblo (el 94,17%) en el referéndum celebrado en mayo de 1991. Grupos militantes secesionistas serbios de Croacia y la cúpula política de Serbia con el Ejército Popular Yugoslavo, ayudado por grupos paramilitares extremistas (Chetnik) de Serbia, iniciaron una agresión abierta contra Croacia. Después de la exitosa defensa en la Guerra Patria (1991–95), la liberación de los territorios ocupados, y la reintegración pacífica de los territorios restantes (1998), Croacia finalmente consiguió su plena independencia estatal dentro de las fronteras que tenía como república en el marco de Yugoslavia. Fue reconocida internacionalmente durante la Guerra Patria, primero por Islandia en diciembre de 1991, por otros países europeos hasta finales de enero de 1992, y el 22 de mayo de 1992 se hizo miembro de las Naciones Unidas.